1.2.11

Marcelo Ebrard - La Decepción

Hoy por lo mañana me desperté escuchando la entrevista que hizo Carmen Aristegui a Marcelo Ebrard. Que largos son cuatro años en este país de altas veletas políticas que no resisten el menor ventarrón, al parecer ni siquiera la menor brisa. Que lejos  ha quedado el Marcelo Ebrard de principios del 2007, cuando portando el águila juarista en la solapa, símbolo del movimiento de resistencia civil, aperecía en las pantallas de televisión, a ingratas horas de la madrugada (el único horario que permitió TV Azteca para la transmisión del programa "La Verdad Sea Dicha") dando su apoyo al Gobierno Legítimo de México y al movimiento social detras de éste; incluso no tenia el menor empacho en subirse con doña Mariagna a los templetes en el Zócalo durante las primeras concentraciones de ese 2007 cuando luchabamos por nos ser barridos del mapa político por la cargada mediática impulsada por la oligarquía, que en ese momento se plegaba del lado de Calderón y su incipiente "Guerra contra el Narcotráfico". Los resultados de esa inocentada de Calderón están a la vista.

Pero volvamos a Ebrard y su transformación, lejísimos ha quedado la reticencia a aparecer en público con Calderón y también su desconocimiento a un gobierno usurpador, originado del Fraude de 2006, encabezado por este lamentable personaje y que continua hundiendo al país en el caos. Hoy con Carmen, Ebrard mostró su nueva cara. Ya no anda libre, las ideas  y los argumentos están acotados por la cercanía al poder que antes se negaba a reconocer. Es evidente el cambio, la conveniencia de no decir nada comprometedor que le afecte en su relación con "los señores del caos", los dueños de un régimen agónico y podrido hasta la médula. Se apuesta a las "reformitas", al ser "revolucionarios bien portados". La "izquierda chucha" siempre presente.

Hoy Ebrard apoya alianzas impresentables con la derecha PANista o con mercenarios PRIistas y pretende venderle al pueblo de México que los triunfos de candidatos pertenecientes al régimen autoritario que tanta libertades le acota, que tanta justicia nos roba, que tanto bienestar le ha negado a nuestra gente; son suficientes para impulsar un cambio en el país. Es evidente que Ebrard comienza a perder el piso, se siente apoyado por los poderes fácticos y piensa que podrá presindir del grueso del pueblo y del Movimiento social al que tracionó para llegar a la Presidencia de la República en 2012 como representate de la misma mafia de siempre, de la misma cultura del engaño y el saqueo. Nada mas.

Que tristes tiempos nos toca vivir, tiempo de canallas; que largos son los años para los principios que algunos, tal vez muchos, decían defender y que hoy por hoy, se antojan simples principios de mercenarios que no resisten los coqueteos de la ambición ni del dinero. Como si quedara tiempo para dudas en un país que se hunde y cuya viabilidad como nación independiente es cada vez más dudosa. La única opción digna para México es el cambio profundo, lejos de frivolidades y ambiciones personales, sin este cambio todo será en vano; tan vano y servil como se escucha hoy Marcelo Ebrard.

OVF

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