24.5.09

El Derrumbe

Parece difícil que un régimen pueda sostenerse cuando carece de los medios para asegurar el ejercicio de la autoridad sobre el territorio, frenar una acelerada depresión económica y mantener el respeto de la comunidad internacional. Menos aún cuando estalla una crisis de representación política.

El conjunto de factores que socavan el endeble aparato del Estado tiene hoy mayor gravedad que los que se acumulaban en 1809 o en 1909. Se trataba entonces de una suma de agravios históricos y de miserias crónicas, precipitados por la efervescencia ideológica en un giro de la coyuntura mundial. El fenómeno que ahora enfrentamos es una combinación de desventuras objetivas con el descrédito absoluto del poder público. Aparece como la etapa terminal de una transición abortada que generó la coagulación de una oligarquía cínica, depredadora y dramáticamente incompetente.

Una frase del general Díaz —en el contexto de una entrevista sobre la situación del país— desencadenó procesos que condujeron al estallido de la rebelión. Anunció que México estaba preparado para la democracia, con lo que daba por terminado un sistema de legitimidad y ponía en movimiento aspiraciones sociales soterradas.

No fue producto de la senilidad ni los “científicos” lo forzaron a retractarse, sino una declaración premeditada con objetivos precisos. Tampoco Miguel de la Madrid actuó de modo imprudente ni se dejó llevar por el rencor del engaño. Lo hizo para desmarcar su gestión de gobierno de las atrocidades cometidas por su sucesor.

Podría haberle bastado —como en ocasiones anteriores— reiterar que no se equivocó al designarlo —y al investirlo mediante fraude— “dadas las circunstancias de entonces”, pero que los errores de Salinas “fueron problemas de él”. Las insólitas acusaciones que hoy formula tienen algo de confesional —una suerte de descarga moral— y también de denuncia frente al MP.

Con independencia de sus motivaciones, los dichos contienen enormidades que la autoridad está obligada a investigar. De la Madrid rechaza esa hipótesis por el escándalo que provocaría y añade: “Un gobierno que enjuicie a Salinas se va a desprestigiar”. Concluye: “Es muy poderoso”, aunque esté “indiciado —o al menos contagiado— de corrupción y hasta de criminal”.

La clave de la acusación no es el hurto de la partida secreta sino las relaciones de la familia con el narcotráfico y los delitos que de ello pudieran derivarse —desde el asesinato de Buendía hasta el de Colosio—. En el fondo, la creación de un poder paralelo en México por encima de las instituciones, fundado en hechos y complicidades aberrantes y al que los gobiernos sólo pueden aliarse y someterse.

Un contubernio nacido del acuerdo entre Salinas y el PAN en 1988 y refrendado mediante el apoyo que el PRI brinda a Calderón para falsear las elecciones y encaramarlo en la Presidencia. Por ello, la palabra central del texto es impunidad, como “condición para que la maquinaria siga funcionando”, y la frase lapidaria: “La justicia estorba para gobernar”.
En pocos meses han surgido testimonios concatenados para interpretar el pasado reciente. Libros reveladores como los de Martha Anaya y Carlos Ahumada, declaraciones y relatos polémicos de actores políticos y pruebas irrefutables de una conducción gubernamental ineficaz, degradante y atentatoria contra el futuro de la sociedad mexicana.

A los pecados se suman las penitencias que otros pagan, hasta que el país aguante. La interrogante es cómo salir de tan profundo abismo y si México tiene todavía solución. El proyecto de cambio democrático que planteamos hace 20 años fue traicionado por quienes se repartieron cínicamente los despojos del antiguo sistema. Y ahora: ¿qué viene?
La cuestión es la viabilidad de una renovación tajante de la vida pública al margen de la insurgencia revolucionaria. La vía electoral se ha estrechado y no parece haber condiciones para que emerja una nueva mayoría desvinculada de las amarras de la corrupción.

Necesitamos un sacudimiento que no complique la violencia existente con violencia agregada ni acelere la picada económica en derrumbe. Requerimos una salida que no conduzca a la instauración de un protectorado extranjero sino que transfiera poder a la sociedad y permita reconstruir al Estado desde sus cimientos.

La nación aguarda con urgencia un llamado distinto a la rutina sexenal de 2012, por la simple razón de que el destino ya nos alcanzó. Está urgida de un plan racional y creíble para celebrar el bicentenario con dignidad y esperanza.

Porfirio Muñoz Ledo

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19.5.09

Spot de AMLO Que Chucho Ortega No Quiere Que Veas...

3.5.09

Entonces, ¿Quiénes Éramos Los Catastrofistas en México?

Hay en este país quien confunde el manejo responsable de una situación con el manejo escandaloso y mediático de esta; lo que al final de cuentas, casi siempre, acaba desembocando en la irresponsabilidad y el fracaso en el manejo de tal situación. Para muestra la última semana, durante la cual hemos podido comprobar (una vez mas) que México es un país que se encuentra a la deriva, secuestrado por una pandilla de ineptos que todo lo que intentan arreglar lo acaban desarreglando más y dejando las cosas mucho peor de lo que estaban. Cada vez que uno lee o escucha una noticia en la que se menciona que el Pelele de Calderón piensa reunirse con su equipo de “asesores” para evaluar las acciones contra la “epidemia” seguramente a muchos otros ciudadanos les pasa lo que a mí, y nos ponemos a temblar pensando en la barbaridades y estupideces que irán a resultar de tan cacareada reunión con tan “notables” funcionarios.


No hay mejor ejemplo de estas barbaridades que la manera francamente estúpida y amañada con la que el gobierno usurpador de Calderón ha manejado el brote de influenza en los días recientes (aunque la aparición de dicho virus en realidad no sea tan reciente). Sin pensar un poco en las consecuencias y exhibiendo las graves limitaciones de su gabinete, Calderón decidió que acabar de hundir a la economía mexicana en una muy profunda recesión, de la que tardaremos meses o años en recuperarnos, era la decisión adecuada para combatir un brote de influenza (enfermedad que por cierto es totalmente curable) que a la fecha ha contagiado a menos de 600 personas y causado 22 muertes en una población de 110,000,000 de mexicanos; en un país donde diariamente mueren 13 niños por males relacionados con beber agua contaminada, donde mueren 20,000 personas al año en accidentes viales, donde mueren decenas de personas diariamente por enfermedades curables y evitables asociadas a la marginación y a la pobreza, aquí en este país de marginados y economías precarias, el señor Calderón decidió que era hora de echarnos al abismo económico en aras de la salud y bienestar de la población (¡!). Cabría preguntarse qué influyo más en la decisión de paralizar medio país con un virtual toque de queda sanitario, como si el “evola” estuviera devorando las entrañas de miles y miles de mexicanos en las calles. El pánico de quien sólo tiene una escasa idea de lo que hay que hacer en estas situaciones y sólo atina a jalar un librito de la repisa que trae la palabra epidemia en el lomo y desesperado se pone a buscar en el índice la sección “que hacer en casos de influenza” sin siquiera reparar en las condiciones del país y las consecuencias que puede traer aplicar la “receta” sin un criterio adecuado y racional ; ó el frío cálculo electorero y fascistoide de emprender una campaña terrorista desde Los Pinos para sembrar el miedo y la sosobra en la población y así aprovecharse de la indefensión de los ciudadanos para aprobar leyes antipopulares y buscar (ojalá que infructuosamente) repocisionar al PAN rumbo a las elecciones de Julio de este año. Cualquiera que haya sido el verdadero motivo de tan lamentable comportamiento de las “autoridades” de este pobre país el resultado es grotesco y desolador.


De una semana a otra lo mexicanos nos hemos convertido en los “apestados del mundo”(¿dónde está la Cancillería para atemperar los ánimos en diversos países del mundo? En Francia, en Alemania se hablaba de mexicanos cayendo muertos en las calles ¿a qué se dedica Patricia Espinoza?...¿o sólo pueden con Burger King? ¿o ya ni con esos?), nos hemos convertido en una autentica “república bananera” que no tiene un solo laboratorio donde analizar las muestras requeridas con fines de diagnóstico, que no tiene reactivos, bueno que no tiene ni tapabocas para los médicos del sector salud, y si tienen duda pregunten a los médicos de varios hospitales en la ciudad de México o si tienen más curiosidad vayan y pregunten en el edificio sede de la SSA, aunque ahí se encontraran con la sorpresa de que ellos han decidido no usar nada de tapabocas. Les dirán que no lo hacen porque en realidad el tapaboca muy poco hace por evitar enfermedades virales de este tipo y que a la gente le dicen que ese lo ponga nada más para que se sientan menos abandonados a su suerte y (aunque no lo digan en voz alta) para que el miedo cale hondo y este ahí siempre presente tapándonos la boca y aislándonos a unos de otros y entonces si seamos la carne de cañon electorero que la mafia de Los Pinos necesita para no perder sus privilegios mal habidos.


Claro que mañana o pasado saldrán los peleles en la tele a decir que hasta los felicitaron en la OMS y todo ha sido manejado responsablemente (¡?). Pero recordemos que de unos años a la fecha los mexicanos vivimos en el mundo del revés y así debemos entender que lo que dicen estos señores es que lograron manejar un brote de influenza de la manera más irresponsable y torpe que pudieron. Entenderemos que buscaron utilizar el miedo a su favor y ahora están esperando los resultados en las urnas. Pero lo que no han entendido estos mafiosos es que quizá los resultados...y las calles... los sorprendan.


O. Vargas



¡Fuera Calderón!

¡Revocación de Mandato Ya!

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